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La Isla de Sal

 

Las casas y las cúpulas son blancas,

tersas y brillantes desde el horizonte.

Quienes dirigen sus miradas hacia la ciudad

cegados quedan momentáneamente,

como si mirasen al sol poderoso.

Cuanto más se acerca el barco

más se aleja la isla,

siempre inaccesible.

Finalmente, los hombres apartan los ojos

hacia otra ruta, vencidos

por la mágica montaña.

 

Mercedes Escolano

 

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