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La Isla de Sal
Las casas y las cúpulas son blancas,
tersas y brillantes desde el horizonte.
Quienes dirigen sus miradas hacia la ciudad
cegados quedan momentáneamente,
como si mirasen al sol poderoso.
Cuanto más se acerca el barco
más se aleja la isla,
siempre inaccesible.
Finalmente, los hombres apartan los ojos
hacia otra ruta, vencidos
por la mágica montaña.
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